No es la voluntad de Dios que estés enfermo. De hecho, nuestro Padre Celestial envió a Jesús a la cruz para dar vida a tu cuerpo. En este momento, comienza a darte cuenta que si nuestro Padre Celestial no guardo a Su propio Hijo, sino que lo entrego por ti, ¿cuánto más no te dará la sanidad? Sepa que es el deseo de Su corazón que te sanes de tu enfermedad y vivas con una salud vibrante. Por eso, todo lo que debes HACER para que Dios te sane es venir a Jesús con tu enfermedad. ¡Jesús te sana!

Jesús mismo es tu salud, integridad y restauración de todas las cosas. Él ya ha ido a la cruz; Él ya ha tomado cada una de tus enfermedades en Su cuerpo; Él ya ha resucitado sin aquellos; por lo tanto, conquistando cada una de tus enfermedades. ¡La enfermedad ya no tiene poder sobre ti! ¿No son buenas noticias?

Por eso, corre hacia tu Sanador en tu tiempo de dolor físico y desesperación emocional porque cada persona en los Evangelios que vino a Jesús con sus enfermedades, ¡Jesús los sanó a todos! No pienses que eres diferente que aquellos que ya han recibido sanidad porque Él te ama, así que no te rindas. ¡El Señor es fiel, bondadoso y poderoso!

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También te animo a que medites en la obra consumada de Jesús y lo veas a Él como tu Sanador y recibas tu sanidad a través de la Palabra. Por esta razón, abajo hay unos recursos valiosos que expondrá a Jesús a través de la Palabra para que puedas conocer a Cristo como tu Sanador. Simplemente, haz clic en las imágenes: